Delegación Argentina - Bolivia

 Misión en la Parroquia Santa Rosa (Provincia de Corrientes)

 

Del 23 al 31 de enero de 2010 un grupo de familias, comprometidas en tareas pastorales en sus respectivas comunidades de la Diócesis de San Miguel, Buenos Aires, han respondido al llamado de Jesús de llevar la Buena Noticia a otros hermanos lejos de su ámbito habitual de acción. Con ellas se formó el grupo: “Familia Discípula y Misionera de Jesús Buen Pastor Camino, Verdad y Vida”.

 

El grupo tuvo varios encuentros de formación e integración para profundizar los contenidos del “ser misioneros”. Iluminados por las palabras de nuestro Fundador el Beato Santiago Alberione: “El poder más grande del mundo es la oración” y “la Eucaristía es la fuente de todas las gracias” nos comprometimos en la reflexión orante de la Palabra y en la adoración eucarística para acoger las interpelaciones de la realidad confiando este evento espiritual estos dos pilares: los frutos de la misión y la vida de cada misionero.

 

 

El Padre Gustavo, párroco de la  Catedral de San Miguel y asesor del grupo, en una charla de formación nos exhortó a que fuéramos unidos, siendo testigos de la unidad y la comunión que se fundan en la Trinidad, Fuente de donde dimana la vida, la  fuerza y la perseverancia de todos los grupos eclesiales. También había personas que formaban parte del grupo, siendo misioneras con la oración, incluidos los ancianos y  los enfermos.

 

La Misa de envío de todos los grupos misioneros de la Diócesis fue el día 27 de Diciembre de 2009 en la Catedral. En la homilía nuestro Obispo Mons. Sergio A. Fenoy nos instó a vivir un compromiso de fe, de humildad, dispuestos a acoger la riqueza de las familias que íbamos a visitar y ser comunicadores del amor misericordioso de Dios.

 

 

El 23 de enero emprendimos el viaje de 870 Km., con mucho entusiasmo, alegría y ardor misionero, habiendo recibido antes de partir la bendición del sacerdote vicario de la Catedral.

Llegamos  a Santa Rosa, donde encontramos un párroco feliz  con nuestra presencia. Nos presentó al pueblo en la Misa de envío misionero desde la Parroquia, y todos nos recibieron con mucho cariño.

 

 

La acción misionera en las familias tenía varios objetivos.

 

1.  Encuentros

a) Visita a las familias: llevando la capillita con la imagen de la Virgen, rezando el rosario,  escuchando y acogiendo con respeto a cada familia con su historia y realidad (algunas compuestas por desde 5 hasta 21 hijos).

 

 

 

 

b) Visita a los enfermos: ancianos y personas con problemas. Esta tarea la realizábamos las Hermanas a pedido de los familiares. Nos disponíamos al encuentro con los mismos llevando en el corazón los sentimientos de Jesús Buen Pastor compasivo y misericordioso.

 

 

 

c) Con los niños: se les impartió una catequesis con orientación hacia la Infancia Misionera. Se concluyeron los encuentros con el rezo del rosario alrededor de la plaza. Cada día crecía el número de niños, que superó nuestras expectativas. Nos trajo a la memoria lo que dice el Documento de Aparecida: “Niños y ancianos construyen el futuro de los pueblos. Los niños porque llevarán adelante la historia, los ancianos porque transmiten la experiencia y la sabiduría de sus vidas” (n° 447).

 

 

d) Con los jóvenes: desarrollando en los encuentros el significado de “Familia Discípula Misionera de Jesús Buen Pastor Camino, Verdad y Vida”. Esto los comprometió a ser misioneros en su comunidad parroquial.

 

 

2. Anuncio   

Predicando como San Pablo a Jesús muerto y resucitado, dando así un sentido más trascendente a la vida de cada persona y a cada situación.

 

3. Compromiso

Invitando a cada familia a rezar el rosario, para contemplar la vida de Jesús a través de cada misterio, dejándole un rosario, un libro de oraciones del cristiano para que los hijos aprendan a amar a Jesús a través de  las primeras oraciones.

 

4. Visitas

A las familias más alejadas y pobres de la Parroquia, buscando ver en cada uno el rostro de Jesús y solidarizándonos con sus necesidades y situaciones, algunas muy dolorosas. A la vez para que se sintieran incluidos a la comunidad parroquial. Cada misionero llevaba agua bendita para bendecir las casas y las personas.

 

 

Todos los días los misioneros permanecían haciendo adoración al Santísimo y al regreso de las visitas misioneras nos reuníamos en adoración y oración grupal.

 

 

No habiendo sacerdote en forma permanente, las Hermanas hacíamos la celebración de la Palabra con la distribución de la Eucaristía, con la participación de muchos fieles. Luego había charlas sobre distintos temas de interés para todos.

 

En la Misa de clausura de la misión, el párroco que atiende cuatro Parroquias con sus respectivas capillas, algunas distan entre ellas 200 km, agradeció y valoró el sacrificio de los misioneros y pidió que el año próximo vuelvan porque el lugar (18.000 habitantes) es tierra de misión.

 

Uno de los frutos de la misión es la vuelta a la Iglesia Católica de una familia que había adherido a una secta evangélica. Se comprometió a ser familia misionera visitando las familias con la Virgen y rezando el rosario.

 

Damos gracias a Jesús Buen Pastor porque esta misión fue una moción del Espíritu que nació en nuestra comunidad como respuesta a las realidades que nos interpelan cotidianamente. Renovó la vida de los misioneros, fue un río de gracias y lluvia de bendiciones para todos. Queremos destacar que el grupo ha sido creativo para obtener los fondos a fin de solventar los gastos de la misión.

 

La misión continúa en la vida cotidiana, en el crecimiento espiritual, en la formación catequética y misionera de cada uno.

 

Hnas. Beatriz Festa y Josefina Rojas, sjbp

Comunidad Beato Alberione - San Miguel – Buenos Aires