Delegación Argentina - Bolivia
Una experiencia de Misterio Pascual cotidiano

 

Durante un tiempo prolongado he recibido el don de poder “acompañar” a mi hermano Edgar que ya lleva dieciocho años y medio, padeciendo – como él dice – “la misteriosa” enfermedad llamada Esclerosis Múltiple (pues se desconoce el proceder del próximo brote, o aparece momentáneamente estacionado, con reacciones de fiebre, cansancio, agotamiento…), y a mi madre Isabel, que tiene un gran agotamiento psíquico y físico, resultado de su dedicación al cuidado continuo de su esposo (mi padre, fallecido a causa de un cáncer) y de su hijo Edgar, que padece esta enfermedad larga y progresiva, con el agravante de su edad avanzada y los problemas propios de salud. Dada esta realidad, y al no poder valerse por sí mismos, junto a mi hermana Edit, también Pastorcita, comenzamos a acompañarlos un período cada una.

 

Hna. Maricel con Edgar, mamá Isabel (de pie atrás) y una amiga

 

Un gran número de hermanos nos acompañan con su oración. Experimentamos así la belleza y la fortaleza del don de la oración como Congregación, Familia Paulina e Iglesia, en una gran cadena de oración y comunión.

 

 

Acompañar a Edgar junto a mi madre ha sido para mí aprender a encontrarme con el prójimo, la oportunidad para expresar las actitudes del buen samaritano; consciente que cada momento de mi vida no lo podía hacer sin la fuerza de Dios; a través de mi fragilidad y pobreza he experimentado que el Señor pasa “haciendo nuevas todas las cosas” (Ap. 20,5), es decir, transformando esta realidad que vivimos “en las manos de Dios”.

 

Este es nuestro ejercicio cotidiano: nos ponemos en sus manos, despojándonos de seguridades, cálculos, exigencias, desconfianzas… Un camino en el que seguimos creciendo, sorprendiéndonos y buscando la voluntad del Padre, con Jesús y la fuerza del Espíritu Santo.

Edgar con sus Hermanas Pastorcitas, Maricel y Edit,

y algunos amigos, en la parroquia

 
 

En este tiempo Edgar ha expresado su agradecimiento a Dios por permitirle en su vida la enfermedad de la Esclerosis Múltiple, pues ésta le ha cambiado el sentido de su existir, y agradece al Señor por todos los Cireneos que le envía. En algún momento expresa el cansancio propio de llevar esta cruz, entregando y siguiendo el plan de Dios aunque humanamente no se entienda. Cada día él ofrece y lleva al Señor, por medio de la Virgen María y todos los Santos, los ruegos e intenciones de muchas personas que se encomiendan a sus oraciones. Dada a su discapacidad motriz (90%), un grupo de 9 a 10 personas, van a casa a leerle semanalmente la Palabra de Dios cotidiana y libros de espiritualidad. Por su parte, él les dicta un artículo para un boletín mensual que se edita en nuestra localidad llamado DE CORAZÓN A CORAZÓN, en la sección En la escuelita de María, fruto de su meditación personal. Estos artículos pueden encontrarlos en el blog que le ha creado Pablo, un amigo suyo: www.edgarfassano.blogspot.com. Además conserva el buen humor, coleccionando cuentos, chistes, refranes, dichos y ocurrencias oportunas que hacen pensar y reflexionar con una sonrisa.

 

Desde noviembre de 2010, respondiendo a la invitación de uno de los sacerdotes de la Parroquia a convocarse y reunirse entre vecinos para reflexionar la Palabra de Dios de cada domingo, Edgar salió en su silla de ruedas invitando a los vecinos; así nacieron estos ENCUENTROS CON LA PALABRA DE DIOS en casa, llevando ya más de un año ininterrumpido en que Dios nos va dando una mirada nueva y creando vínculos de solidaridad, respeto y oración por los más necesitados.

 

Edgar, Hna. Maricel, mamá Isabel

 

Bendigo al Señor por poder compartir la vida y la fe de mi familia y de tantos hermanos y hermanas que nos acompañan y hacen de Cireneos en esta enfermedad que mi hermano Edgar lleva con la fuerza del Señor: DIOS CON NOSOTROS, y agradezco a mis Superioras y Hermanas de Congregación por la comprensión, el acompañamiento y la ayuda que hicieron posible esta vivencia con Edgar e Isabel, mi madre.

 

“Bendigo al Señor en todo tiempo

y mi alma no cesará de alabarlo”

(Sal 33)

 

Hna. Maricel Fassano sjbp

Marzo 2012