Delegación Argentina - Bolivia

Visitas vocacionales

Desde el 17 al 24 de mayo de 2008 he realizado la visita de animación vocacional a las comunidades de Yacuiba (Bolivia) y Salta (Argentina). La tarea de animación comenzó en Yacuiba con una jornada de retiro vocacional para jóvenes de distintos grupos y comunidades.

 

Participaron 12 jóvenes, que compartieron su fe y su camino de discernimiento, quedando comprometidas a continuar con el acompañamiento vocacional personalizado al menos una vez por mes y participar de un próximo retiro y misión en julio de este año.

 

Luego tuvimos un espacio de reflexión abierto a jóvenes de las distintas comunidades, parroquias y capillas de la ciudad, en el que participaron 50 jóvenes, animados por tres ministerios de música integrados por los mismos jóvenes. En el mismo reflexionamos sobre nuestro camino vocacional con una mirada atenta al camino vocacional de San Pablo. Después del trabajo de reflexión los jóvenes expusieron sus conclusiones enriqueciéndose unos a otros, y haciendo que en nosotras (las Hermanas) se avive el fuego de la esperanza en las nuevas generaciones. El encuentro finalizó con el broche de oro de la Eucaristía, animada por los mismos jóvenes. Estuvieron presentes los jóvenes de las “Voces del Buen Pastor”, que animaron durante el encuentro, y luego en la Misa se integraron con jóvenes de la fundación “Juan XXIII” para la recuperación de drogadictos, embelezándonos con la belleza del canto.

 

Dedicamos luego dos días para reflexionar sobre la Pastoral vocacional hacia adentro de nuestra comunidad. Compartimos tiempos de oración, tiempos de reflexión y tiempos para enriquecernos mutuamente con la propia experiencia de fe y de discernimiento vocacional.

 

En la comunidad de Salta, invertimos los momentos; primero nos dedicamos al interno de la comunidad, siguiendo el mismo esquema utilizado para la comunidad de Yacuiba. En el compartir, que resultó muy rico, pudimos rezar juntas el camino vocacional de cada una; expresar nuestros deseos, ilusiones y fracasos; purificar el concepto de ser “vocacionista” y sentirnos todas involucradas en el empeño vocacional, renovando nuestro ánimo y descubriendo nuestra creatividad.

 

El día viernes 23 fui invitada a realizar una charla sobre la vocación, abierta a toda la comunidad parroquial. Fue un espacio de testimonios vivos y de reflexión a partir de dichos testimonios. Con la luz del Espíritu realizamos un recorrido vocacional, pasando por la vocación a la vida, por las raíces de nuestra vocación cristiana en el Bautismo, hasta llegar a la vocación como estado de vida, y los distintos ministerios en que se manifiesta la riqueza de la diversidad de servicios en la unidad de la comunidad cristiana.

 

El día 24 la comunidad de Hermanas abrió las puertas de su casa para realizar un retiro vocacional, en el que participaron 18 jóvenes, catequistas, estudiantes terciarias y secundarias, etc., de la Parroquia Santa Rosa de Lima, de Castañares y del Profesorado de Ciencias Sagradas. No creo poder explicar cuánto nos habló el Señor a través de la vida de estas jóvenes, que buscan su voluntad en medio de tantas dificultades, pero con tanta fuerza y deseos de ser felices. Los testimonios han sido muy fuertes, y al mismo tiempo muy alentadores.

 

¡Cómo se anima nuestro corazón mirando a los ojos a estas jóvenes, que estando tan cerca del Señor y habiendo experimentado su presencia, sienten la inquietud de que les falta algo, de que todavía tienen que crecer y dar pasos para encontrar el sentido de sus vidas! ¡Cuánta sed de ser acompañadas, de encontrar a alguien que las oriente en la búsqueda, que las interpele, que las escuche, que comparta sus vidas y sus luchas! ¡Cuánta necesidad de ser pastoreadas!

 

Me siento confirmada en el pensamiento de que los jóvenes de hoy valoran mucho los espacios de encuentro, de escucha, de fraternidad, de oración. Y que son éstos los espacios vocacionales, los espacios en que tenemos que gastar nuestra energía de vocacionistas, ya sea como comunidad, como personalmente en las pastorales que desarrollamos. Cultivar las vocaciones, fortalecer la vocación bautismal, ayudarla a crecer para que alcance su madurez en Cristo, son nuestras tareas. Muchos tienen miedo de crecer, nosotras estamos llamadas a dar esperanza, para que los miedos no dominen los corazones.

 

Tenemos que mostrar la belleza de la vida cristiana con entusiasmo y audacia, y así florecerán vocaciones. No importa la edad que tengamos, los empeños que nos han confiado, el estudio y las capacidades, sino el amor con que nos amemos. Para amar todos estamos capacitados. Y si queremos podemos preguntarnos: ¿quién va a interesarse por vivir una vida donde no haya amor?

 

Así termino estas primeras visitas, con mucha alegría y con muchas inquietudes por encontrar nuevos caminos para responder a tanta necesidad, a tanta ilusión, a tanta fuerza joven, para que no queden en el camino, para que no sean desperdiciados, para que encuentren el sentido de sus vidas en el servicio generoso y alegre del Reino.

 

Hna. María de los Ángeles Seijo

Animadora vocacional

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