Delegación Chile - Perú

Pentecostés 2011

 

Permanecer juntos en oración prolongada fue la condición que puso Jesús para acoger el don del Espíritu Santo. De este modo como comunidad parroquial quisimos estar en alerta ante la pronta venida de Aquel que es el verdadero protagonista de la Iglesia.  

 

Ciertamente el Señor pide nuestra colaboración, pero antes de cualquier otra respuesta se necesita su iniciativa, y fue el Espíritu, dador de vida, quien guió la noche dedicada a Él. Cuando la Iglesia, cada comunidad lo implora diciendo: «¡Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor!» Él no tarda en responder y hacer sentir en los cristianos la inmensa alegría de ser hospitalarios de Aquel que es promesa de Cristo Resucitado.

 

En la Parroquia Nuestra Señora de los Dolores, en Perquenco-Chile, el sábado 11 de junio de 2011, con el lema “Celebremos la Fiesta del Espíritu en Comunidad” iniciamos con la Eucaristía, celebración en la que seis jóvenes debidamente preparados fueron incorporados al pueblo de Dios a través del sacramento del Bautismo. Fue muy emotivo para toda la comunidad, para sus familiares, padrinos y amigos: de aceptar la fe cristiana y de asumir su compromiso de cristianos católicos.

 

 

Posteriormente, todos los grupos de la parroquia intervinieron con la animación de la oración profundizando un don del Espíritu Santo. A partir de la medianoche, hasta las 8:00 am., acompañados con el lema “Joven, renuévate tú también”, se vivió la Vigilia juvenil en un clima de oración, de recogimiento y profundización, con algunos interrogantes:

 

¿Cómo he llegado a esta vigilia? ¿Esperanzado? ¿Desanimado? ¿Triste?

¿Preocupado? ¿Qué vengo a pedirle a Jesús esta noche?

¿Qué aspectos de mi relación con Dios tengo que renovar esta noche?

¿Estoy viviendo como templo del Espíritu Santo?  

 

Frente a estos interrogantes quisimos que los jóvenes sientan que Cristo, vivo y resucitado es quien ilumina y renueva sus vidas enviando el Paráclito. Como signo de ello se hizo la entronización del cirio pascual.

 

 

Seguidamente, el párroco, P. Darío Fuentes, compartió con los jóvenes el tema “El Espíritu santo y el joven”. Remitiéndose a la Sagrada Escritura, animó a los jóvenes expresándoles que sus vidas son templos del Espíritu, por lo tanto deben vivir y actuar como tales. Los exhortó a que con la ayuda de la fuerza del Espíritu sean solidarios frente a la vulnerabilidad de otros jóvenes que se encuentran alejados de Dios y de la Iglesia.

Posteriormente, se dio un espacio para las dinámicas, los cantos, las alabanzas, haciendo que fluya la alegría, el júbilo por la celebración de Pentecostés. 

 

 

 

Los dones del Espíritu Santo fue otro tema que se profundizó con los jóvenes; después de la explicación se dio paso al trabajo grupal y plenario.

 

 

Posteriormente se invitó a los jóvenes a renovar las promesas bautismales, para que su compromiso como cristianos se concretice cada vez más con la pastoral juvenil. Fue así como vimos clarear el amanecer, acompañados con una temperatura menor de cero, pero el ambiente se sentía muy cálido, agradable, fraternal, y hacía ahuyentar el frío y el sueño.

 

Al alba dedicamos un tiempo a la oración estilo Taizé, que nos ayudó a prepararnos para la Celebración Eucarística como conclusión de la gran Vigilia de Pentecostés.

 

 

 

Para mí es muy grato compartir con los jóvenes, Doy gracias a Dios por las oportunidades que me da para “estar con los jóvenes”, acompañarlos en la búsqueda de un Dios que los ama, en los diferentes desafíos que el mundo les ofrece.

  

Hna. Erika Cabrera

y  Hnas. de la comunidad Perquenco - Chile