Delegación Colombia – Venezuela – México

Celebración de los 25 años de vida consagrada

 

“Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador”

 

Junto con la Santísima Virgen María, cada una de las Hermanas que han celebrado sus 25 años expresan su acción de gracias al Señor por su fidelidad y el amor misericordioso que les ha prodigado. Ante todo a través de sus familias, quienes les enseñaron el amor a Dios y les infundieron el valor de los sacramentos, y les apoyaron en su proceso de opción a la vida consagrada como Pastorcitas, y a través de la Congregación, que las ha acogido y acompañado durante estos años.

 

 

Por tal motivo el 12 de diciembre de 2010, en la Casa Sede de Bogotá, con una solemne Celebración Eucarística expresamos nuestra gratitud al Buen Pastor por el don de la fidelidad conque ha acompañado cada una de ellas, y le ha permitido corresponder a su amor en el servicio al pueblo de Dios:

 

Desde la izquierda: Hnas. Fanny Borges, Edit Fassano, Piedad Morales, Nancy Omaña

 

 

Algunas de ellas expresan su  acción de gracias:

“Doy gracias a Jesús Buen Pastor por pastorearme cada día y permitirme en su gran misericordia llegar a estos 25 años de consagración religiosa, compartidos con mis Hermanas de la Delegación Argentina – Bolivia, ahora celebrándolos con las Hnas. de la Delegación Colombia – Venezuela – México, en el noviciado Latinoamericano de habla hispana, y con todas las Hermanas de la Congregación, especialmente Hna. Marta Finotelli, Superiora General.

 

Doy gracias por la llamada a la vida recibida a través de mis padres: Reynaldo (ya en la Casa del Padre) e Isabel, por la familia; por el don del Bautismo recibido en la comunidad local bajo la protección de la Virgen de la Consolata y el Santo Cristo del Perdón. Gracias porque desde allí me llamó a ser Pastorcita, gracias a las primeras Hnas. que conocí, a cada comunidad, y a las personas -sacerdotes y laicos- que me ayudaron a crecer y continúan compartiendo mi camino. Gracias por llamar también a mi hermana Maricel a ser Pastorcita y por la vida de mi hermano Edgar, ofrecida a través de su enfermedad.

 

Gracias por conducirme a verdes pastos y por oscuras quebradas, por cada comunidad donde peregriné y serví con alegría al Buen Pastor y a su grey. Gracias por su fidelidad, que en su gran misericordia el Amado de mi alma me ha regalado; gracias porque en la comunión de los santos y en la fuerza de la Eucaristía vivo y siento el gran amor misericordioso de Dios expresado en el amor de las Hermanas: sincero, alegre, ferviente, ofrecido en la entrega diaria, en las cosas simples, en los signos de vida, aún en medio del sufrimiento iluminado por la resurrección. ¡Bendito sea Dios! Gracias.

Hna. Edit Ana Fassano

 
 

“Doy gloria y alabanzas a Dios-Padre por el Don de su fidelidad durante estos 25 años de vida religiosa. Agradezco de manera especial a la Hna. Marta Finotelli por habernos acompañado durante este día, pues lo considero para mí una gran bendición de Dios; a cada una de las Hermanas de mi Delegación Colombia – Venezuela – México por la acogida, el cariño que me tienen y por proporcionarme todos los medios necesarios para corresponder al precioso don de la vocación durante estos 25 años, en los que celebro con gratitud la fidelidad de Dios y mi corazón exulta de gozo en sus  misericordias.

 

Mi corazón está lleno de alegría por todo el bien que me ha hecho: por haberme llamado a la bella vocación de Pastorcita, porque me siento sostenida por Él: por su amor y su bondad; porque me siento segura en sus manos, segura que me ama, me conoce y nunca me retira su iniciativa y su alianza, porque me hace don suyo e irradia a través de mí su Vida, conduciendo a muchas personas hacía él, Fuente de la Vida. Por eso le digo una vez más  “Mi amado Jesús Tú eres el único bien de mi vida, por el cual he dejado todo y te expreso con todo mi ser: ¡Aquí estoy para ti, Señor!” ¡Gracias!

Hna. Piedad Morales Osorno

 

Las festejadas acompañadas por la Hna. Marta Finotelli, Superiora General

 
 

Como Delegación continuamos encomendando a nuestras hermanas al Dios de la Vida, para que con su gracia puedan continuar respondiendo generosamente al don maravilloso de su vocación de Pastorcitas, sirviéndole en la misión pastoral.

Hermanas de la Delegación