Delegación Chile-Perú

Misión 2007 en el Valle de Santa - Perú

“Vengan y verán”

Jn 1,46

 

Palabras del Evangelio del Evangelio de san Juan que a nosotras Pastorcitas, ante la inquietud de unas jóvenes, nos motivó a organizar esta misión, con la finalidad de que puedan conocer más de cerca nuestro carisma y trabajo pastoral.

Realmente ha sido una experiencia maravillosa, en todo momento hemos sentido la presencia amorosa de nuestro Buen Pastor.

 

Al iniciar nuestra misión, nos reunimos en torno al Señor, para poner todo en sus manos. Luego nos dividimos en  tres grupos para visitar y conocer los pueblitos, como también para realizar las cosas de la casa y preparar los temas, dinámicas, oraciones y material que servía para los encuentros.

 

Cada mañana nos dirigíamos a nuestro Padre con cantos y alabanzas y al caer la tarde, como Jesús y sus apóstoles, nos reuníamos para dar gracias por las maravillas que obraba en cada una de nosotras y en los pueblos que visitábamos. A esta acción de  gracias se unía el pueblo donde estábamos.

 

 

Nada nos impidió llegar a los lugares de misión. Ni la lejanía, ni los mosquitos, ni las chacras que teníamos que atravesar, ni la noche oscura para regresar a nuestra casa.

 

 

Las jóvenes manifestaban estar contentas y de verdad se las veía así. La misión les ayudó a conocer nuestro carisma pastoral y a tomar la decisión de realizar una experiencia en nuestra comunidad. Tres de ellas, que ya estaban  en discernimiento,  se encuentran ahora en nuestra comunidad de Mangomarca por unos días, y también una animadora de Catequesis Familiar del pueblo en el cual estuvimos.

Demos gracias a Dios y pidamos por estás jovencitas, para que nuestro Pastor las siga acompañando.

Hna. Elsa Zavaleta

 

 

Leamos los testimonios de los diversos grupos de misión.

 

N Nosotras, Hna. Carmen, Lizbeth y Goldie, misionamos en el  pueblito  de El Castillo, que cuenta aproximadamente con unas 50 familias. La familia que nos acogió fue la del señor Valerio, responsable de la comunidad.

Hemos estado con los niños, jóvenes y adultos dando los temas que habíamos preparado. Al terminar la jornada, la alegría nos invadía en lo profundo del corazón. Con los adultos fue difícil reunirnos ya que la mayoría trabaja en el campo.

Hemos regresado muy contentas pues nuestro Señor siempre está con nosotras acompañándonos, su presencia en nuestros hermanos nos ha fortalecido en la fe y nos ha evangelizado a nosotras mismas; sabemos que Dios se ha hecho presente en los corazones de cada persona.

 
 

N Somos Hna. Elsa, Tatiana y Giomaira; a nosotras nos tocó visitar el pueblito de Santa Cruz, que el sacerdote visita una vez al mes para celebrar  la Eucaristía. El pueblo es pequeño, lindo; apenas se está iniciando la evangelización y este año, por primera vez, han armado el Nacimiento. Lo bonito de este lugar es que las personas tienen deseo de conocer la palabra de Dios y formar su comunidad cristiana, también para impedir que las sectas los invadan.

La convivencia serena  y el compartir fraterno con otras jóvenes nos ayudó a crecer en la fe y como personas.

 

 

N Nuestro grupo de misión está conformado por Nataly, Milagros y Johanny (postulante). Nos tocó ir a visitar Alto Perú, un pequeño pueblo que se inició con la invasión del ejército chileno al norte del Perú; al incendiar las grandes haciendas azucareras rodeadas de tambos incaicos, los habitantes de este lugar buscaron refugio en un cercano arenal alto, de ahí el nombre de ALTO PERÚ.

Al iniciar los días de misión, juntas en oración ofrecíamos nuestro día al Señor pidiéndole que enviara su Espíritu Santo sobre nosotras. En la tarde íbamos hacia el pueblo y a pesar de que no conocíamos el lugar, la amabilidad de las personas nos alegraba  y  en ellos Jesús nos reflejaba su cercanía.

Compartimos con los niños diversos temas como: la familia de Jesús, la vida de Jesús y Jesús junto a mí.  En el rostro de los niños se podía ver el deseo y la necesidad de conocer a Dios que les dan los campos bellos que hay en el valle.

Con los jóvenes compartimos el tema de la vocación, y vimos que no tienen claro que la vocación es un llamado de Dios hacia la felicidad, sólo se limitan a pensar en estudiar una profesión. Sabemos que con la gracia de Dios la semilla que pusimos en sus corazones florecerá.

El señor Leonardo, encargado de la capilla, muy animado por nuestra visita, nos acompañó casa por casa a invitar a las personas. Al inicio no asistieron muchos a los encuentros, pero no nos desanimamos y seguimos adelante.

En  el último día, la asistencia de los niños fue muy numerosa, esto nos hizo ver cómo Dios hace fructificar  el trabajo.

Retornamos a nuestras casas agradeciendo a Dios por todo lo que nos ha permitido vivir y descubrir durante esta misión.§